jueves, mayo 03, 2007

Aquellas gafas de sol....


Tres mil veces dije que quería aquellas gafas de sol, en mis cumpleaños, en mis santos, por sacar buenas notas... Tantas veces lo dije y tanto las quería que mis padres, seguidores de los más variopintos teoremas psico-filosóficos, en lugar de darme las gafas, opinaron (sin duda con la mejor de sus intenciones) que debía de ser analizado por un psicólogo.
Tras varias sesiones, algún llanto esporádico en recuerdo de Lupifloper (osito de peluche, amigo y compañero de habitación, querido por todos y recordado por sus compañeros de relleno blando y por mi mismo, con tristeza y añoranza, tras su muerte a manos del malvado pingüino que hacía "pip"), y un par de partidas de ajedrez (se ve que esos días ambos teníamos poco animo para charlas), el señor psicólogo, desmintió que tuviera o tuviese un trastorno obsesivo compulsivo, y dictaminó que se trataba sin duda de, "caprichitus tipicalis", común en niños sanos bombardeados sin compasión por publicidad.
En respuesta a esto mis padres hicieron lo totalmente lógico a sus ojos llenos de amor de padres, (y quizá a sus mentes activadas con cierta dosis de LSD...) mandarme a ver a un: mantra-gurú-ayuda-guia-espiritual-podólogo (si, podólogo, ¡cosas de la vida!).
Eso sí, a este acudí con las gafas, que yo mismo pagué con el dinero destinado a la primera sesión, la cual me salte audazmente... ya saben ustedes, cosas de niños...