miércoles, agosto 27, 2014

Apunto de hecharme a llorar me paré  antes de dejarme ir y me pregunté ¿tengo por qué? No, me respondí, y me relaje, me mecí como en una cuna y encontre que escribir estas palabras me seguía sirviendo de ayuda.
No es cuestión de que tu me estés leyendo, es cuestión de que yo me esté liberando, otro poquito más, de no disfrutar la única vida que tengo, y de pasarla llorando.

Sensaciones encontradas

Notar el lacrimal hinchado listo y preparado, dispuesto a borbotear ese agua con sal que limpia los ojos si es sólo un poco y empaña el alma cuando tienes el grifo roto.
Esa comisura de la boca que se agarrota de forma sencilla casi cómo dejandose ir al viento en la dirección del cielo corriendo ligero un mar perlado a seguirla.

Y una cabeza que no atina porque se encuentra con las dos y ni llora ni llega a la risa, pero se deja ir flotando de letra en letra y libera la garganta del mordisco pausado que la estrecha, mientras se relajan los hombros se nota la brisa y una vez más, se levanta la frente y se pone la espalda bien recta.