Ella me dijo que no creía que fuera feliz y yo convencido le
dije que se equivocaba.
Ella me dijo que nunca me había mentido y yo convencido le
dije que se equivocaba.
Ella me dijo muchas cosas más y yo convencido las olvidé,
como a mí me olvidaba su mirada,
que se perdía en los ojos de él,
que buscaba su simpatía y
que sin descanso le rogaba,
que la hiciera suya, que la amara...
y yo
convencido...
callé que se equivocaba.