viernes, enero 16, 2009

Lavado de cara

Como podéis ver los pocos que lo veréis, le he dado un lavado de cara al maltrecho blog, donde quedan trozos de bazofia que yo mismo asumo haber escrito, aparte he colocado una poesía en prosa que personalmente me gusta y un par de textos que gracias a mi querido amigo Gian Luigi han sido publicados en Como (Italia).
Espero que disfrute alguien de esta lectura.

Vendetta a la española

-Quince días reventando una a una, cada pequeña parte de su cuerpo… vertiendo lentamente lejía y sal sobre las heridas sangrantes. Parando cuando se desmayaba por el dolor, para realizarle transfusiones de sangre y continuar dándole su tratamiento al despertar… Aún así nada era suficiente para lo que ese despreciable ser merecía.

Esos eran los pensamientos de Ramón, cuando rememoraba como aquel perro había mutilado una a una, a las 3 hermanas que tanto había cuidado, y eso sólo después de violarlas…
-Ramón, esto ya ha sido suficiente. ¿No te das cuenta de la cantidad de gente que podrías haber salvado con esa sangre?, estas desperdiciando el esfuerzo de muchos sólo para hacer sufrir a uno… nadie merece lo que estás haciendo, ni los que mueren por falta de sangre para transfusiones, ni tu mismo convirtiéndote en un monstruo, ni siquiera ese desgraciado, al que ya sólo le queda un vago recuerdo, estertor de lo que era ser humano…- Ella aún sabia lo que era tener piedad, lo que era curar tanto a unos como a otros, y sólo por eso perdonaba aún su actuación. Sus ojos castaños eran como lágrimas de miel entre la suciedad de su cara, y resaltaban de una forma extrañamente bella, que hacia olvidar las manchas de sangre y restos de vísceras de su bata…

-Ni por todas las malditas almas de esos soldados soltare a ese bastardo, vivo o muerto… quedara siempre aquí, bajo el yugo de las torturas que el mismo diablo le dará cuando se me escape su vida entre los dedos. Y hasta ese momento… yo mismo me encargare de que reciba el trato adecuado a su espíritu…- Ni siquiera el diablo del que hablaba hubiera tenido esa mirada pronunciando aquellas palabras pensó ella desesperanzada…

El sonido ensordecedor, las lenguas de fuego que siseantes, lamían la noche a cientos, y el reguero incesante, macabro a fin de cuentas, de gritos de angustia, impotencia y dolor… todo simples trompetas de anuncio de la llegada de su majestad la muerte, que engalanada con carros de combate y siervos desbocados portando sus símbolos en forma de fusil, llegaba al pueblo de Ramón para cobrarse el precio de la venganza de tantos, y los impuestos de luchar por un sueño, heroico, pero sueño en aquellos tiempos, y también hoy en día…

La guerra civil de hermano contra hermano, de pueblo contra pueblo, y de vencidos y aún más vencidos, la llevamos cultivando en España desde tiempos de largo ya perdidos entre libros de historia y paginas empolvadas…

Laberinto en interiores

Rendido sobre pies de mármol, reposaba un cuerpo blanquecino, lleno de yagas supurantes y de ojos constreñidos. La sangre casi coagulada salía de su costado, de forma patética como la espuma de una botella sin gas, que llevaba abierta demasiado.

-<> -Tales fueron los suspiros, proferidos de una boca, quizás en otro tiempo de labios alegres y sonrisas inspiradoras… otros tiempos que no eran estos… no…

Esos pies de mármol, de pétrea planta y descomunal tamaño, eran antiguos miembros de un cuerpo altivo, que se habían visto convertidos en meros vestigios, de una sombra valiente que guardaba el paso, ante aquel laberinto claustrofóbico, siniestro, oscuro por no decir tenebrosamente tétrico…

-¡Entrare!... Mi malherido amigo, y no seré yo quien venda de saldo su piel, voluntad o vida. –Y con cada una de las palabras, empujé mi sangre a correr y dar impetuosas sacudidas a mis frías extremidades, que quizás por las historias, quizás por el lugar, o ¡por lo crudo del estertor!... suspiro último, del maltrecho despojo… que una vez se llamo hombre... ya no querían reaccionar…

Acera estática bajo mis pasos

EL cansancio me inunda como la llegada de soñadores en barcos de papel,

no conozco los sueños que pierdo en las noches que paso en vela,

con el malestar de mi propia compañía,

carezco de reloj y sin embargo el tiempo,

se empeña en hacerme ver como pasa demasiado rápido para mis cansados ojos,

los viajes con retorno se quedan fragmentos de mi mismo,

sacando la furia de mis entrañas y ya no se si soy yo quien grita,

o es la frustración que sale vomitada desde un rincón de mi alma,

pasar de ser amigo del mundo y risa para los entristecidos,

a ver la lejanía de la amistad,

la cercanía del desastre y lo frío,

de la acera estática bajo mis pasos perdidos.