Ahora, cuando duermes, y recordando la cadencia de un poema
de Zumalabe, con esa voz suya de leer, tan suave.
Ahora, casi como escuchando al genio leerlo, mientras e mira
detrás de sus cristales, con una cadencia que recuerda el mecerse de la cuna inquieto.
Ahora, que sé que soy libre de las importancias y opiniones
ajenas y vuelvo al puro goce y disfrute de escribir para leer me lo.
Ahora... es el pasado que sucedió, mientras plasmé estas
palabras recordando su voz, por qué era la forma más dulce de leerte un
"te deseo".
Dedicado a un gran poeta y enorme lector, y al deseo que
siento por algunas mujeres que lo merecen.