Disonante, como la nota que rasga la melodía,
las palabras que acaban en sinrazón y gritos,
o un oso polar en mitad del amazonas.
Distante, como el espacio que separa nuestras miradas,
el recorrido de mi mente hacia la realidad,
o el tiempo en el que libertad no era sólo un concepto.
Digno, como el vagabundo incomprendido,
el hijo del maltratador respetado,
o quien sabe que su esfuerzo sólo sirve para mejorar un yermo aislado.
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