miércoles, agosto 16, 2006

Microrelato improvisado sobre la marcha, para el blog, y para quien le guste

Desmayado casi, camine por la ladera del monte, tratando de alcanzar con la vista un pasto con algún animal al que matar, un miserable manzano que tuviera dones que traer a mis labios, quizás incluso algún gusano lo bastante grande como para darme energía para seguir respirando... nada.
b) Despierto, completamente excitado, con movimientos nerviosos, no pudiendo casi controlar espasmos musculares que me surgían por todo el cuerpo, caminando por la calle completamente vacía, viendo las farolas y las ventanas con luces reflejadas, mirándome como ojos ausentes de emoción o interés, buscando un barrendero al que hablarle, un borracho con su charco de inmundicia, un guardia que me hiciera compañía aunque fuera deteniéndome... nada.
c) Entre el estrés del ajetreo, y el sosiego de las drogas alcanzando mis pulmones, rodeado de alborotantes personajes pintorescos, que suben, bajan, y se remueven sin parar por este ataque a los sentidos que es el mercado de Marrakech, un sinfín de olores subiendo por la nariz, mientras los colores te atosigan y el sonido de la multitud y los vendedores que te hablan no te deja escuchar como piensas, y allí rodeado completamente de personas de todo tipo... nada.
-¿Así que dice usted que sufre de sentimiento de soledad crónico?, y dígame, ¿cómo se adquiere esa enfermedad?.
-Viviendo sin tener a quien amar... así, sólo... nada.

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